viernes, 16 de diciembre de 2011

- Vete. Olvídame. Olvida mi nombre. Olvida que te quiero. ¿Vale?
Él se gira, y se va.
-¿Dónde vas?
+Acabas de pedirme que me vaya.
Se aleja.
-¡Espera!
Vuelve hacia donde está ella. Está llorando.
+Dime. - contesta fríamente.
-Quédate. Pero quédate para siempre, por favor. Sabes que no te odio. Lo que odio es verte tan poco. Odio que haya pasado casi un año desde que te tuve tan cerca por última vez. Odio que lo nuestro dure solo algunos minutos. Me encanta mirarte, escucharte, besarte, me encanta tenerte cerca, pero no es fácil sonreír sabiendo que después te irás y será como si no me conocieras. Vale, sé que tengo parte de culpa de esta situación. Yo la acepté. Pero acepté porque pensaba que algún día me necesitarías tanto como yo a ti. Pensaba que, poco a poco, podría entrar en tu corazón. No pensé que fuese tan difícil. Luché por ello. Lo intenté. Pero en algún momento debí equivocarme. Lo sé. Y lo admito. No puedo decirte más veces que te quiero porque ya no tengo fuerzas para ello, pero tú lo sabes. Por favor, quédate. Pero solo si es para siempre.
+ Sabes que no puedo.
-No puedes no, no quieres.
Se marcha como si no hubiese escuchado nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario